Existen otros temas, que requieren reflexión en torno a la artesanía latinoamericana, en cuanto que los cambios desarrollados por la globalización se traducen en modificación de los bienes culturales estimulados por tendencias del consumo y moda. Es en este contexto que aparece la figura del diseñador como mediador entre los dos mundos.
En el mundo de la producción artesanal se producen apropiaciones en ambas direcciones desde la artesanía al mundo del diseño y desde el diseño al mundo de la artesanía. Las tendencias impuestas condicionan al mismo tiempo a productores y consumidores, entrando en un círculo del cual es difícil salir, pero en el cual es notable la colaboración.
Pareciera que no exista conflictos entre innovación y creatividad como caminos para el desarrollo, pero para el caso de la artesanía este discurso se ve influenciado por la notaria introducción de cambios en la producción a fin de optimizarla y serializarla. En muchas ocasiones el matrimonio entre diseñadores y artesanos da como resultado que el artesano se transforme en un manufacturero a pedido. Se libera el uso de las técnicas, diseños y símbolos en busca del visto bueno favorecedor del mercado. Nuevas generaciones de diseñadores se acercan al sector artesanal encontrando posibilidades de desempeño, dirigiendo a los artesanos para sus propios objetivos. Como resultado el objeto artesanal pierde identidad homogeneizándose por tendencias del mercado.
Pero en muchas ocasiones para que el objeto artesanal sobreviva comercialmente es necesario la introducción de innovaciones, y su producción seriada, hace que el artesano se convierta en diseñador. Así vemos que diseñador y artesano en un mundo globalizado tienen un enlace permanente y de auto complemento.
La articulación entre lo tradicional y lo moderno se encontrará en el balance del trabajo mutuo.
La cuestión ética en el diseño ha sido debate en los últimos años. ¿Qué tanto debe intervenir el diseño en los productos artesanales? es la base de la polémica. De acuerdo al ICSID (Consejo Internacional para las Sociedades e Industrias del Diseño, en su sigla en español) en su código de ética profesional artículo IV afirma:
“Los diseñadores gráficos e industriales reconocen que los ambientes, objetos y servicios creados como resultado de los procesos ayudan a definir la identidad cultural de su nación y sociedad territorial. Los diseñadores se esforzaran por incluir y llevar más allá las tradiciones culturales de sus pueblos o ciudades incluyendo sus mejores tradiciones, principios y normas.”[1]
Las dinámicas del mercado actual obligan al diseñador a crear productos que deben cubrir un sinnúmero de necesidades, muchas veces superfluas, se trata de un mercado de consumo globalizado donde la cultura o los rasgos de identidad cultural de un producto se desvanecen en pro de aumentar las ganancias de una empresa o grupo determinado y en algunos casos de la búsqueda del reconocimiento internacional del mismo diseñador.
En cuanto a la comercialización de productos artesanales (además de su división tradicional de índole más cultural que comercial en productos en el ámbito latinoamericano, artesanía indígena, tradicional y contemporánea), observamos una clasificación de acuerdo al nicho de mercado al cual quieren acceder.
En el siguiente cuadro veremos un resumen de dicha clasificación, las características de los productos, sus productores, y el nivel de intervención que puede llegar a tener el profesional de diseño.
Tabla 1. Mercado de artesanía y niveles de intervención propuestos para el diseño.[2]
Cuanto más subimos en dirección al nicho de mercado, mayor es el valor cultural de los productos y menor el uso de elementos de mecanización de la producción, y la intervención del diseño industrial debe ser menor.
Lo propuesto en las líneas anteriores hace referencia al comportamiento ético de la intervención del diseño dentro de los procesos artesanales, aunque en algunos casos esto no es tenido en cuenta, y las características de identidad cultural del producto se ven amenazadas.
Llegamos a una cuestión de gran polémica, los productos artesanales deben seguir fabricándose, conservando sus formas y características tradicionales o por el contrario se deben transformar en busca de la satisfacción de necesidades del mercado a fin de alcanzar una mejora económica para los grupos artesanales, al ser los artesanos perteneciente a los estratos económicos de rentas más bajas en Latinoamérica.
No pretendo dar la solución a esta problemática, ni tomar partido sobre mercado o tradición, solo exponer un punto de vista que lleve a la reflexión y de esta forma por una parte concientizar al diseñador sobre su papel de intervención y por otro lado a los comparadores o consumidores sobre la cobertura de sus necesidades con productos artesanales.
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[1] ICSID, Código de Ética profesional, 2001
[2] Cuadro propio basado en Eduardo Barroso Neto, Diseño y artesanía: límites de intervención, Brasil, 1999, Revista GDM