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  • Silvana Navarro-Hoyos

Como la artesanía entra al mundo de la comercialización y sus características


El arte, la religión y la cosmovisión conforman un pilar que da a la cultura su dimensión simbólica.

La cultura es un apretado tejido de relaciones, en el cual las artesanías abren una ventana para comprender y visualizar la conexión integral entre los elementos naturales, sociales y simbólicos del grupo social que las produce.

Como elemento básico la artesanía se inscribe en la economía natural, aquella en la que se producen objetos para el consumo familiar con materiales y herramientas que obtiene directamente la unidad doméstica y que tiene como fin suplir necesidades de la vida cotidiana. Una vez cubiertas las necesidades de la unidad doméstica, la artesanía se convierte en objeto de trueque con la comunidad a la cual pertenece el artesano y finalmente, aparecerá la producción mercantil, que da impulso al comercio de productos por cambio monetario o su equivalente. De esta forma vemos un pequeño recuento de cómo la artesanía pasa a formar parte del comercio.

El sello “hecho a mano” característico de la producción artesanal se contrapone a la producción seriada propia de la industria y agrega un valor cultural al producto introduciéndolos dentro de la cultura popular.

Tienda artesanal Ráquira, Boyacá, Colombia. Este es uno de los pueblos que destaca por su producción artesanal en Colombia. Podemos ver como la venta de productos manufacturados conviven con los artesanales.

La artesanía se convierte en un símbolo, manifestaciones culturales propias frente a los modelos extranjeros. El desarrollo industrial desigual, ha hecho que los productos manufacturados no puedan desplazar a los producidos en la economía de autoconsumo. De esta forma en los mercados populares de Latinoamérica podemos ver como conviven al mismo tiempo elementos artesanales e industriales desarrollados para resolver las mismas necesidades, los productos artesanales seguirán siendo consumidos por las sociedades rurales, mientras éstos conserven un precio inferior a los fabriles.

El artesano ha visto cómo crecen sus necesidades económicas sin que obtenga los ingresos suficientes para resolver sus necesidades familiares. Así, el artesano busca producir más o ganar más, introduciendo cambios en las materias primas, formas de producción, diseño, en la forma y en el uso original de sus artesanías.

Lejos de desaparecer la actividad artesanal, se adapta a las condiciones que impone el mercado actual. La artesanía experimenta cambios de acuerdo a la sociedad que la produce. Vemos dos vertientes fundamentales, la primera dirigida a la obtención de ingresos y la otra con un carácter de creación y materialidad cultural. Estos dos elementos se mezclan e interactúan y en la actualidad se puede decir que uno no puede vivir sin el otro. Así vemos que el artesano desarrolla los conocimientos y técnicas heredadas de generación en generación, adaptándose a las condiciones y necesidades de la sociedad de donde el artesano se nutre y convive.

Los objetos que conforman la cultura material son los mínimos indispensables que requiere una familia campesina para subsistir en su medio; es decir ni le sobra ni le falta. Las características de portabilidad, forma y diseño va en relación directa con la función que cumple: cocinar, transportar, almacenar, medir o vestir. Los materiales son inminentemente de la región y su diversidad determina la cantidad de objetos que cada grupo pueda producir para satisfacer sus propias necesidades antes de recurrir al intercambio, trueque y/o comercio.

En la actualidad la producción artesanal se convierte en una de las fuentes de empleo en Latinoamérica, tiene incidencia en el PIB, es parte de programas de fomento y desarrollo y ha sido indiscutiblemente introducida al mercado. La participación de los productos en el mercado varía de acuerdo a la personalización del producto, así a mayor personalización (producto único) menor producción, menor cobertura del mercado y sistema de producción más artesanal; y a mayor mercado, mayor producción e instrucción de sistemas de fabricación más flexibles.

La producción artesanal conserva una serie de características[1]:

  1. Volumen de producción muy pequeño y un mercado reducido centrado en un nicho que habitualmente tiene mayor poder adquisitivo.

  2. Fuerza laboral altamente cualificada y polivalente en las tareas relacionadas con la fabricación, incluido el diseño de los productos.

  3. Flexibilidad para realizar distintas tareas, cuando son necesarias, debido al empleo de herramientas y máquinas de uso general con un ritmo pausado en la ejecución de las operaciones.

  4. Productos de alto valor agregado y precio elevado.

  5. Fabricación de productos con partes intercambiables, cuando no son productos únicos.

  6. La producción coordinada por un propietario que mantiene el control de la empresa.

  7. Alto contacto con los clientes.

  8. El valor del producto tiende a mantenerse a lo largo del tiempo.

Los productos autóctonos de cada país deben ser fuente de calidad de vida para sus productores y deben ser mostrados al mundo. Se está de acuerdo en que el producto artesanal se comercialice, pero esta comercialización desvirtúa el mensaje original enviado por el productor, se envían mensajes diferentes desde la artesanía y sus comercializadores.

Los mensajes que envían la artesanía y el artesano por un lado y los mensajes que envían los comercializadores y promotores de estos productos por otro. ¿Serán complementarios u opuestos? Dejo abierta la discusión en la búsqueda de un paralelismo favorecedor para todas las partes.

[1] La producción artesanal. Carlos Bustos Flores. Universidad de los Andes Venezuela. 2009

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