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Luces, cámara… ¿algoritmo? La inteligencia artificial y el futuro del cine

  • Foto del escritor: Silvana Navarro-Hoyos
    Silvana Navarro-Hoyos
  • 29 jul
  • 2 Min. de lectura
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En la historia del cine, cada revolución tecnológica ha marcado un antes y un después. El sonido, el color, los efectos digitales… Y ahora, una nueva protagonista entra en escena: la inteligencia artificial.


Pero esta vez no se trata solo de una herramienta más. La IA no solo modifica imágenes o voces: también propone ideas, genera guiones, edita, crea personajes y hasta toma decisiones creativas. ¿Estamos ante una evolución natural del lenguaje audiovisual o frente a una amenaza para la creatividad humana?


La IA como guionista, directora y editora


Hoy en día, algoritmos como ChatGPT, Sudowrite o Jasper pueden generar tramas, diálogos y estructuras narrativas completas a partir de breves indicaciones. Plataformas como Runway o Pika Labs permiten editar videos automáticamente o generar escenas desde cero.La empresa Synthesia, por su parte, crea presentadores virtuales que hablan cualquier idioma, con movimientos de labios y expresiones faciales casi indistinguibles de los reales.


Netflix y otras plataformas de streaming utilizan IA no solo para personalizar recomendaciones, sino también para anticipar qué historias captarán más audiencia. Analizan patrones de consumo, géneros en tendencia, duración ideal de los episodios… y hasta el momento exacto donde muchos usuarios abandonan una serie.

El resultado: historias moldeadas por los datos.


¿Creatividad aumentada o automatizada?


El potencial de la IA es enorme. Puede reducir los costos de producción, hacer el cine más accesible para creadores independientes, agilizar procesos y abrir nuevas formas de experimentar lo audiovisual.


Pero también hay riesgos.En 2023, los guionistas de Hollywood realizaron una huelga histórica donde uno de los puntos clave fue el uso no regulado de inteligencia artificial en la creación de contenidos. El temor no era infundado: si una IA puede escribir rápido, barato y en volumen, ¿cuál es el lugar del escritor humano?


Lo mismo ocurre con la actuación. Ya existen deepfakes capaces de replicar rostros con precisión asombrosa. Actores virtuales como Lil Miquela o Sophia the Robot ya han protagonizado campañas, videos y entrevistas. ¿Qué pasará cuando los personajes no necesiten actores reales?


¿Y el público?


La IA no solo transforma la creación, también cambia nuestra relación como espectadores. Si todo está ajustado a lo que el algoritmo cree que queremos ver, ¿qué pasa con la sorpresa? ¿Con lo inesperado? ¿Con lo que incomoda o rompe patrones?

Quizá la gran pregunta no sea si la IA sustituirá al cine tradicional, sino cómo vamos a redefinir la autoría, la emoción y la ética en la creación audiovisual.


Un final abierto


La inteligencia artificial en el cine no es una amenaza en sí misma. Es una herramienta poderosa que puede potenciar lo mejor de nuestra imaginación… o limitarla si dejamos que los datos decidan por nosotros.

Estamos en el momento clave para decidir qué tipo de historias queremos contar y, sobre todo, quién las contará.

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